Cómo controlar el tiempo en una partida de ajedrez

Desde que por pura lógica se impuso el uso de los relojes de ajedrez, controlar el tiempo se ha convertido en un factor clave cuando jugamos una partida de ajedrez.

Son muchas las partidas que ganamos o perdemos porque uno de los dos rivales no ha sabido administrar adecuadamente el tiempo del que disponía. A pesar de que él que escribe sólo ha perdido una vez por tiempo en una partida de ritmo clásico sí que es verdad que he sentido la presión del tiempo en innumerables ocasiones y no sólo por mi propio apuro, el apuro de mi rival suele condicionar en muchas ocasiones mi propio juego.

Además, el tiempo no sólo se administra mal cuando vivimos en el apuro permanente, también la precipitación en el juego puede llegar a ser incluso más determinante en nuestros malos resultados. Me permitiré dar una serie de consejos que pueden servir para mejorar la manera de controlar el tiempo del que disponemos y que este no se convierta en un factor determinante de nuestro juego.

Cómo controlar el tiempo en una partida de ajedrez

Fijar un plan para controlar el tiempo

Independientemente de que seas un jugador acelerado en tu juego o uno que sufre graves apuros de tiempo, el punto de partida para controlar el tiempo de reflexión de forma óptima es fijar un plan lógico de tiempo a gastar por jugada, la idea es simple, imaginemos que jugamos una partida al ritmo más habitual al que se juegan los torneos ahora mismo: 1 hora y media más 30 segundos por jugada, el objetivo va ser fijarnos nuestro ritmo de juego en bloques de jugadas, estos bloques de jugadas dependen un poco de nuestros conocimientos del juego, si dominamos y conocemos mucha teoría de aperturas, si dominamos los finales, si nuestro juego es agresivo o sólido, etc.

El número de jugadas de estos bloques serán mayores o menores, por simplificar, supongamos que conocemos la apertura hasta la jugada 10 y nuestro juego es similar en fuerza independientemente del momento de la partida en el que estemos, un reparto de posible en ese caso sería:

 

  • Jugadas de la 1 a la 10:

    No deberíamos gastar más de 15 minutos de tiempo, es decir, nuestro objetivo es que nos queden al menos 80 minutos en el reloj. Se supone que esta fase de la partida la debemos tener preparada y es bastante absurdo invertir nuestro tiempo en decidir que jugamos cuando deberíamos tenerlo claro antes de jugar. Obviamente siempre nos pueden sorprender y que no podamos cumplir con nuestro objetivo, pero no debemos preocuparnos todo el tiempo que gastemos de más en esta fase del juego deberá ser recuperado en las siguientes jugadas. En cualquier caso y salvo que nos jueguen un gambito o una apertura muy agresiva, aunque nos sorprendan y no conozcamos la apertura lo recomendable es jugar rápido con la jugada más lógica posible para mejorar nuestro desarrollo.

  • Jugadas de la 11 a la 20:

    Se supone que llegamos al medio juego pero puede que en algún caso aun estemos siguiendo nuestra preparación casera. En esta fase debemos adecuar nuestro ritmo y mi recomendación sería duplicar el tiempo gastado en la fase anterior pongamos 30 minutos, es decir contando con el incremento deberíamos tener al menos 55 minutos en el reloj al jugar la jugada 20, es importante decir que gastar 30 minutos no implica que movamos cada 3 minutos, cada jugada requiere su tiempo y en esta fase es muy probable que tengamos que fijar un plan de juego profundo y que alguna de las jugadas nos lleve mucho tiempo y otras apenas segundos.

 

  • Jugadas de la 21 a la 30:

    A priori es la fase del juego en la que los líos aumentan y por tanto con seguridad deberíamos dedicarle mucho tiempo, por desgracia un gran porcentaje de jugadores llega a esta jugada ya con unos 15 minutos en su reloj lo cual es inconsecuente y convierte lo que queda de partida en un calvario. Mi recomendación aquí es gastar unos 45 minutos, es decir, al hacer la jugada 30, nos deberían quedar unos 15 minutos en el reloj.

 

  • Jugadas de la 31 a la 40:

    En este punto la partida ya estará más o menos decantada, sabremos si jugamos a incrementar nuestra ventaja, a luchar por salvarnos o la partida tiende a tablas, por eso y porque ya nos irá quedando poco tiempo en el reloj es el momento de poner un ritmo de juego estable, mi recomendación es que ese ritmo sea minuto y medio por jugada de manera que lleguemos a la jugada 40 con 5 minutos en el reloj.

 

  • De la jugada 40 al final:

    Nos ajustaremos a lo que nos quede, suponiendo que hemos cumplido con el objetivo de disponer de esos 5 minutos deberíamos fijarnos como objetivo no bajar nunca de los 45 segundos en nuestro reloj.

Cómo controlar el tiempo en una partida de ajedrez

En la flexibilidad para llevar a cabo nuestro plan de tiempo está la virtud, debemos intentar cumplirlo pero siempre lo fundamental será la partida, el plan de tiempo solo debe ser una guía para mejorar nuestro juego, si controlar el tiempo te lleva a jugar peor no sigas ninguno, es posible que tu fuerza sea precisamente jugar con los 30 segundos de margen.

Creo importante remarcar que si logramos cumplir el plan de tiempos previsto no debemos preocuparnos del tiempo que le quede al rival pero si no somos capaces de cumplirlo es vital que controlemos la diferencia de tiempo restante en el reloj, si nuestro rival tiene mucho tiempo a favor en su reloj y nosotros estamos ya en el último minuto las posibilidades de caer derrotado incluso aun teniendo ventaja aumenta exponencialmente, aun a riesgo de cometer errores es importante reducir ese tiempo de diferencia como sea al mismo tiempo que aprovechamos los 30 segundos de incremento para aumentar nuestro margen.

 

Pensar en el tiempo del rival

Aunque parezca mentira mi experiencia me dice que nuestros pensamientos tienden a ser más correctos cuando pensamos sin la presión del reloj, por eso es vital aprovechar el tiempo de meditación de nuestro rival, si tenemos la fortuna de intuir la jugada de nuestro rival necesitaremos menos tiempo para mover una vez nuestro rival nos responda, eso sí, cuando el rival se quede pensando profundamente es conveniente que descansemos nuestra mente.

Es decir, pensaremos en el tiempo del rival pero no nos desgastaremos en exceso, si nuestro rival gasta mucho tiempo en una jugada es buen momento para dar un paseo (¡ojo!, pero salvo que juguemos en equipo donde nos interesa saber cómo van los compañeros para forzar o no forzar una partida no te desgastes en exceso calculando en las posiciones de otros tableros) o simplemente cerrar un rato los ojos para descansar la vista.

 

No gastar tiempo innecesariamente

Aunque no estemos apurados debemos jugar lo más rápido que podamos las jugadas únicas, es absurdo tras un jaque en el que sólo podemos mover el rey a una casilla pararse a pensar en la siguiente jugada, si nos hacen un cambio de piezas en el que es evidente que no tenemos una alternativa táctica que nos indique lo contrario cada segundo que perdamos puede resultar decisivo, no es lo mismo recuperar 30 segundos en nuestro reloj que recuperar menos o incluso perder algo de tiempo, en estas jugadas no pierdas tiempo en apuntar, el reglamento te permite apuntar la jugada del rival y la tuya después de mover y pulsar el reloj.

 

Calcula sólo cuando la posición lo requiere

Que quiero decir con esto, en muchas ocasiones tendemos a olvidarnos de que un buen ajedrecista solamente se pone a calcular variantes como remate para un plan, es decir, intuyen cuando deben invertir su tiempo en cálculos precisos o si por el contrario deben reducir al mínimo eso cálculos y simplemente colocar mejor sus piezas, hacer una jugada de espera para impedir una jugada molesta del rival o mejorar su estructura de peones.

 

Huye del perfeccionismo

Es absurdo creer que nuestra partida será perfecta y siempre debemos hacer la mejor jugada que hay en el tablero, no debemos empeñarnos en encontrarla, si una vez gastado el tiempo necesario para hacer una jugada esta no nos disgusta, juégala.

 

No te precipites

Nunca aceleres tu juego, es bueno no perder tiempo innecesariamente, pero es malísimo no haber gastado el que necesitabas. Es decir, no muevas por mover, si la jugada que has elegido no te convence sigue pensando, sólo en el caso de que te queden ya sólo segundos debes obviar este hecho. Este es el mayor de mis defectos y por más que lo conozco e intento evitarlo me resulta casi imposible corregirlo, pero a lo mejor tú puedes conseguirlo. Y muchas veces me lamento después diciendo «la tenía ganada».

 

Por último, unas cuantas obviedades que no llegan a la categoría de consejos para controlar el tiempo:

  • Recuerda siempre pulsar el reloj tras mover y para prevenir no darte cuenta de que te olvidaste cuando sea demasiado tarde, si ves que tu rival lleva un tiempo pensando mira instintivamente el reloj por si acaso está corriendo tu tiempo.
  • Si estas en un fuerte apuro, no te obsesiones con el reloj, pero míralo siempre al mover para saber qué tiempo tendrás cuando tu rival mueva.

Hemos hablado de lo que hay que hacer si tenemos incremento más o menos amplio, pero que pasa si jugamos a «finish» o con un incremento mínimo, en ese caso todo se simplifica bastante se trata de encontrar un ritmo más o menos constante en ese caso el gran problema es bloquearse en una u otra jugada si no somos capaces de encontrar un ritmo constante en nuestro juego lo normal es que acabemos o bien perdiendo por tiempo o cometiendo un error de bulto.

Cuando esto va ocurriendo a lo largo de una partida de este tipo lo normal es llegar a los segundos finales y colapsar de manera terrible como las dos derrotas de Firouzja contra Carlsen en partidas rápidas que son todo un ejemplo de lo que ocurre cuando pensamos en exceso sin seguir la rutina de jugar constante, el bloqueo final del iraní en estas dos partidas es el ejemplo práctico perfecto para que se comprenda lo expuesto.

 

Sin duda controlar el tiempo es fundamental en una partida de ajedrez, espero que estas reflexiones te sirvan para mejorar este vital aspecto del juego.