Toda mi vida he tenido que escuchar cuando hablas con amigos ajenos al mundillo del ajedrez, que el ajedrez es aburrido.
Yo siempre les intento convencer de que está muy equivocado y que jugar una partida de ajedrez es mucho más divertido de lo que pueda llegar a suponer, y ellos te replican:
Si claro, cinco horitas delante de un tablero y me vas a decir que te diviertes.
Pues si, aunque pueda resultar difícil de entender ese ratito sentado en el tablero elucubrando todo tipo de planes, sufrimientos, alegrías, es una sensación que no se aprecia hasta que no lo disfrutas. Eso si, cuando uno sigue la octava partida del mundial entre Anand y Carlsen y se encuentra con esta imagen.
Como puedo yo replicar al siguiente que me vuelva a rebatir que el ajedrez es aburrido, si hasta el campeón del mundo se echa una cabezadita en medio de la partida, y ciertamente después de las interesantes partidas que nos ha deparado este match. esta partida es un gran argumento para los defensores de esa ancestral teoría.
Veamos como ha trascurrido esta insípida octava partida del mundial.
Esperemos que las cuatro partidas que restan vuelvan a recuperar la emoción e interés que a mi y a todos los aficionados del ajedrez tanto nos hacen disfrutar del tablero de 64 casillas que tenemos tan metido en el interior de nuestras cabezas.
El jueves a las 13:00 lo comprobaremos en la novena partida de este duelo con el noruego Carlsen llevando las piezas blancas.
Escribiendo por no aburrirme