Jose Raúl Capablanca

José Raúl Capablanca y Graupera es uno de los más grandes ajedrecistas de todos los tiempos, campeón mundial de de 1921 a 1927.

Capablanca

Nació en La Habana, un día como hoy, 19 de noviembre de 1888, es sin duda el jugador de habla hispana más fuerte de todos los tiempos. Es conocido por dos apodos principales, debido a su precocidad se le conoce como “El Mozart del ajedrez, y debido a que en su gran momento casi nadie podía derrotarle era llamado “La máquina del ajedrez”.

Es probablemente el cubano más universal, nació en una instalación militar, conocida como el Castillo del Príncipe, su padre era un oficial del ejército español (Cuba aún no era independiente) y su madre una matancera.

Capablanca aprendió a jugar con sólo cuatro años observando a su padre jugar con amigos, en una de esas partidas observó como su padre hacia un movimiento ilegal de caballo, ante la sorpresa de los presentes, le acusó de hacer trampas y les mostró el error.

El padre decidió llevarlo con cinco años al Club de Ajedrez de La Habana, nadie era capaz de derrotarlo con la costumbre que se estilaba aquellos años de darle la dama de ventaja al niño, hoy en día casi no nos atreveríamos a dejarle un peón de ventaja a los niños.

En diciembre de 1901, con sólo 13 años se proclamó campeón de Cuba al derrotar en un match a Juan Corzo, el campeón en ese momento (+4, -3, =6).

joven Capablanca

Tras terminar sus estudios en Matanzas, un mecenas Ramón San Pelayo decidió financiar su formación en Estados Unidos, realizó la secundaria en la Escuela Woodycliff de Nueva Jersey con idea de entrar en la Universidad de Columbia, pero su pasión por el ajedrez le llevó a dejar los estudios a los dos años.

En 1905 empezó a ser asiduo del Club de Ajedrez de Manhattan, el 6 de abril de 1906 disputó allí un torneo relámpago donde ante la sorpresa general derrotó al gran Emanuel Lasker, ganando a la postre el torneo.

Entre 1908 y 1909 realizó una gira jugando torneos por Estados Unidos con un resultado impresionante de un total de 734 partidas, ganó 703, entabló 19 y sólo sufrió 12 derrotas.

Estaba claro que el joven Capablanca estaba destinado a altas metas, ese mismo año 1909, con sólo 20 años, logró derrotar en un match al campeón estadounidense Frank Marshall (+8 -1 =14). Marshall terció por él para que le dejaran jugar el fortísimo torneo de San Sebastián en España en 1911, probablemente el torneo más fuerte de la época, donde participaban las principales figuras mundiales excepto Lasker. Antes de empezar dicho torneo dos de los jugadores más fuertes Ossip Bernstein y Aaron Nimzowitsch protestaron por la participación de aquel desconocido, sin embargo, en la primera ronda Capablanca derrotó inapelablemente al primero de ellos y aparte de lograr el premio de belleza por esa partida logró el reconocimiento de sus rivales. De hecho, Capablanca terminó ganando el torneo delante de Akiba Rubinstein, Milan Vidmar y Frank Marshall. Y derrotando también a Nimzowitsch por el camino para demostrarle que no era tan novato.

En 1911 retó a Lasker por el campeonato del mundo. El alemán aprobó el desafío, pero propuso 17 condiciones para el match. Capablanca no estuvo de acuerdo con algunas y no llegaron a un acuerdo para la disputa del match que podría haberle convertido en el campeón más joven de la historia.

En 1913 jugó un torneo en La Habana y terminó segundo detrás de Frank Marshall, se cuenta que en ese torneo cuando Marshall venció en su partida a Capablanca después de haber estado totalmente perdido, el americano tuvo miedo de ser linchado por el público fan del genio cubano y necesito escolta para salir del local, otras fuentes indican que lo único que paso es que el público le dedicó una gran ovación por derrotar al que ellos consideraban invencible.

Los siguientes años, logró un trabajo de funcionario en Cuba y se dedicó a jugar torneos o partidas con los mejores jugadores del momento: Jacques Mieses, Richard Teichmann, Alexander Alekhine, Eugeni Znosko-Borovski, entre otros.

En el gran torneo de San Petersburgo en 1914, con la participación de la mayoría de los mejores jugadores del mundo, Capablanca ganó la fase previa del torneo con claridad, pero en la fase final que disputaban los cinco primeros fue superado por Lasker que logró remontar el punto y medio de ventaja que el cubano llevaba de la primera fase, fue decisiva una victoria en uno de sus duelos así como una derrota de Capablanca ante Tarrasch.

En 1920, Lasker asombrado por el juego del cubano decidió renunciar a su titulo a favor de Capablanca;

«Usted ha ganado el título no por la formalidad de un desafío, sino por su brillante maestría».

Por supuesto, el cubano prefería ganarlo en un match, pero Lasker, no se sabe si por un juego de distracción, insistió en que era él ahora el retador, por ello tal vez jugaron en 1921 en La Habana. Capablanca venció al alemán sin perder una sola partida: (+4 -0 =10).

El ya nuevo campeón del mundo dominó en Londres en 1922. En este torneo se acordaron unas normas para futuros retos para el título del mundo introduciendo la famosa regla de los diez mil dólares que debía poner el desafiante en premios..

En los años siguientes, Rubinstein y Nimzowitsch desafiaron a Capablanca pero no lograron reunir el dinero.

Quedó segundo en Nueva York en 1924, otra vez por delante de Alekhine. En 1925 fue tercero en Moscú detrás de Efim Bogoljubov y Lasker. Pero en 1927 dominó el torneo en Nueva York, sin perder una partida y con 2,5 puntos más que Alekhine.

En 1927, se concertó el título por el Campeonato Mundial en Buenos Aires ante Alekhine, Capablanca influenciado por su clara victoria en Nueva York y por el hecho de que su rival nunca le había derrotado no preparó exhaustivamente el duelo, cosa que si hizo su rival, tal vez por ello termino derrotado.

El encuentro se fijó al que ganara primero seis partidas, la acumulación de tablas hizo que el cansancio afectara a los jugadores. Capablanca intentó convencer a su rival de cancelar el match por ese motivo pero Alekhine prefirió seguir jugando y acaba ganando (+6 – 3 =25).

Alekhine nunca aceptó jugar la obligatoria revancha lo que nos dejó sin ver uno de los que hubiera sido duelo más interesante de todos los tiempos, siempre nos quedará la duda de si Capablanca hubiera derrotado a su rival, aunque tal vez por el miedo de su rival todo el mundo ha terminado creyendo que ese hubiera sido el resultado. De hecho Alekhine ni siquiera se enfrentaba al cubano en torneos.

Capablanca ganó varios torneos fuertes con la esperanza de que Alekhine se viera obligado a aceptar el desafío.

La sorprendente derrota de Alekhine en su duelo con Euwe volvió a ilusionar al cubano con la posibilidad de disputar el título lo que le llevó a lograr sonadas victorias como los torneos de Moscu y Nottingham en 1936, en este último torneo volvió a jugar con Alekhine al que derrotó de manera inapelable en una posición aparentemente inferior.

En 1937, Euwe si concedió el duelo de revancha a Alekhine y esté sin problemas con el alcohol recuperó el título con facilidad, Capablanca entendió que difícilmente tendría la oportunidad de volver a pelear por el título.

La salud de Capablanca comenzó a empeorar. Tuvo un accidente cerebrovascular durante el Torneo AVRO de 1938, y tuvo el peor resultado de su carrera: séptimo de ocho jugadores. Sin embargo, incluso en esta etapa de su declive, fue capaz de lograr resultados extraordinarios.

El 7 de marzo de 1942, Capablanca se encontraba en el Club de Ajedrez de Manhattan en Nueva York. El cubano, de muy buen humor, hacía bromas sobre algunas jugadas, de pronto exclamó: «Ayúdenme a quitarme el abrigo…», desplomándose sobre los brazos de los ajedrecistas que se le acercaron. Fue trasladado al Hospital Monte Sinaí, donde llegó en coma, falleció a las 5:30 de la mañana del día 8. La causa de su muerte fue hemorragia cerebral, consecuencia de la hipertensión arterial que venía padeciendo desde hacía bastante tiempo.

A su muerte todos sus contemporáneos, incluido Alekhine, le consideraron el jugador más fuerte de todos los tiempos.

Fue enterrado en La Habana con grandes honores, el propio General Batista se encargó de los trámites funerarios del cubano más universal.

Capablanca perdió menos de cincuenta partidas a lo largo de toda su carrera, permaneció invicto más de 8 años, desde febrero de 1916 a marzo de 1924.

simultaneas Capablanca

Nos dejó un gran legado escrito principalmente su obra ”Los fundamentos del ajedrez” es uno de los mejores libros sobre ajedrez, en el mismo, por ejemplo, Capablanca esboza que pese a que el alfil es generalmente más fuerte que el caballo, en conjunción con una dama ocurre lo contrario pues complementa mejor el movimiento de esta. Aparte de este libro escribió:

  • Lecciones elementales de Ajedrez,
  • Arte y Secretos del ajedrez
  • Torneo de La Habana 1913.

Y en inglés no dejó las siguientes obras:

  • A Primer of Chess)
  • Chess Fundamentals
  • My Chess Career.
  • World’s Championship Matches, 1921 and 1927.

La única crítica que recibe su figura se centra en su pereza, si no podía conseguir algo por medios sencillos entonces ni siquiera lo intentaba. Probablemente es más un mito que una realidad. Era un jugador instintivo que rehuía el cálculo pero de ahí a no luchar por la victoria según que posiciones va un largo trecho.

Algunas frases célebres de Capablanca son las siguientes:

 “Cuando ustedes ven una posición, se preguntan qué puede suceder, qué sucederá. Yo lo sé”.

 

 

 «Aprendí a jugar al ajedrez antes que a leer.»

 

 «El buen jugador siempre tiene suerte.»

 

 «Es necesario proteger al rey con el mínimo de piezas y atacar al rey adversario con el máximo de piezas.»

 

 «Ha habido momentos en mi vida en los que estuve muy cerca de pensar que no podía perder ni una sola partida. Entonces resultaba vencido, y la derrota me obligaba a descender a tierra desde el mundo de los sueños.»

 

 

 «Hay que eliminar la hojarasca del tablero.»

 

 

 «Jamás he estudiado ajedrez. Sólo estudio ajedrez cuando juego una partida.»

 

 «Nada es tan saludable como una paliza en el momento oportuno. De pocas partidas ganadas tengo aprendido tanto como de la mayoría de mis derrotas.»

 

 «Si Tartakower dedicase más atención a su juego en los torneos en vez de escribir sus artículos, sería acaso el más temible aspirante a los primeros lugares y un serio candidato al título mundial.»

 

 

Comentarios sobre Capablanca

 

 «Nunca, ni antes ni después, encontré alguien que pensase a una velocidad tan fantástica como lo hacía Capablanca en aquella época. Ni siquiera hubiera podido imaginarme algo parecido. Es suficiente con decir que ganó todas las partidas rápidas que jugó contra los maestros de San Petersburgo, con una relación de tiempo de 1:5.»

 Alexander Alekhine, después del match de 1914.

 

• «No entiendo ni ahora, después de tantos años, cómo he conseguido ganar a Capablanca en el match de 1927.»

 Alexander Alekhine

 

• «Radiante y esbelto, vestido impecablemente de la cabeza a los pies y con una sonrisa de salón en su cara finamente esculpida, tiene un aspecto encantador sentado a la mesa. No denota ni el más mínimo signo de esfuerzo. Da la impresión de que para él el ajedrez no puede ser un oficio, sino sólo una diversión.»

Hans Kmoch 

 

 

«Capablanca era la antítesis de Lasker. Acostumbraba a pasear por la sala después de hacer su jugada. Era un auténtico caballero. Resultaba agradable observarle cuando estaba en el escenario. Jugaba con rapidez y era extraordinariamente lúcido. Tenía una mirada clara y limpia mientras resolvía situaciones en el tablero. Su creatividad estaba libre de la rutina y su técnica de conducir el juego tenía un nivel muy alto. Sus partidas han sido siempre un verdadero acontecimiento para mí. Era un deleite ver la virtuosidad con la que aprovechaba pequeñas ventajas. En mis recuerdos guardo a un Capablanca de estilo claro y admirable. Él es la personificación de una técnica llevada a la perfección y al automatismo. Con todo, no ha trabajado en el ajedrez menos que otros jugadores. Era un hombre de talento extraordinario. Su modo de jugar los finales es considerado el súmmum de la maestría.» 

Mijaíl Tal

 

 

 «Capablanca perdió contra Alekhine porque se encontraba enfermo durante el match. Después de una serie de nueve tablas, con el resultado de 2:3, pidió que se declarase el empate y que se jugase un nuevo match al año siguiente, pero no explicó cuales fueron los motivos de su petición.»

 Borislav Kostić

 

 «Capablanca no conocía apenas la teoría y vivía —al menos la existencia cotidiana— fuera del ajedrez. Casi no hacía nada y trabajaba mucho menos que otros jugadores, lo que no le impidió ganar los torneos y encuentros más importantes, manteniéndose invicto durante años (de todos los campeones fue el que menos partidas perdió). ¿No es ésta una indicación de talento ilimitado, de indudable genio ajedrecístico?»

Garry Kasparov

 

 

• «El ideal en ajedrez sólo puede ser una imagen colectiva, pero en mi opinión es Capablanca quien se acerca más a esa imagen. Su libro fue el primer libro de ajedrez que estudié, de principio a fin. Por supuesto, sus ideas me influyeron.»

 Anatoly Karpov

 

 

 «Capablanca fue uno de los mejores jugadores de la historia. Un ajedrecista extraordinario. No trabajaba mucho en el ajedrez. Trabajaba, pero no excesivamente.»

Bobby Fischer

 

 «Capablanca fue el mejor porque no necesitó molestarse.»

Miguel Najdorf

 

 «He conocido a muchos jugadores de ajedrez, pero entre ellos sólo un genio, ¡Capablanca! Su ideal era ganar mediante maniobras. El genio de Capablanca se revela en su capacidad de poner a prueba los puntos débiles del oponente. La menor debilidad no puede escapar a su certera mirada.»

Emanuel Lasker

 

 «Ha muerto el más grande ajedrecista de todos los tiempos. Jamás volverá a nacer uno igual.»

Alexander Alekhine

 

Su figura es tan extraordinaria que hoy es el Día Mundial del Ajedrez. Aunque aportó mucho a la teoría del juego, hasta donde yo sé no hay aperturas o variantes que lleven su nombre.